El telón cayó rendido a los pies del equipo

El telón cayó rendido a los pies del equipo

Los simpatizantes de Atlético disfrutaron de una tarde hecha a la medida de sus ilusiones.

EXTIENDE EL TRAPO. La hinchada de Atlético desplega su bandera en el “Padre Ernesto Martearena”, como muestra de agradecimiento a sus jugadores por la tremenda exihibición en Salta.LA GACETA / FRANCO VERA ENVIADO ESPECIAL EXTIENDE EL TRAPO. La hinchada de Atlético desplega su bandera en el “Padre Ernesto Martearena”, como muestra de agradecimiento a sus jugadores por la tremenda exihibición en Salta.LA GACETA / FRANCO VERA ENVIADO ESPECIAL
17 Marzo 2008
SALTA (Enviado especial).- Esta vez no hicieron falta las bengalas. Sobraron trapos y el humo celeste y blanco llegó hasta la platea. Sale Atlético y una cortina de papeles recibe al equipo. Sucede lo mismo al frente, con el recibimiento a Antoniana. Si bien un grupo de hinchas son amigos y compartieron un asado en la previa, no todos comparten lo mismo. "Dale, san, dale, san?", empiezan a cantar los locales, pero "La Inimitable" se apodera del ritmo y suena más fuerte el "dale, de?". Empieza el partido y las miradas no están en la cancha. Muchos miran qué pasa abajo, donde los policías reprimen a algunos "decanos". "Nos tiran los caballos desde que bajamos", criticaba uno. "Milicos, hijos de?", cantaban todos hasta que, a los cinco minutos, ingresa el grueso a los saltos y con casi 50 banderas con el escudo del centenario impreso. El celeste y blanco desborda. Están las banderas de El Colmenar, Villa Luján, Metán, Villa Santillán, Simoca, El Matadero. Y hay muchas con frases que merecieron semanas de dedicación, hasta que la pintura se seque. "Hay momentos para sufrir, pero una vida para amarte"; "No me importan las cosas, el DK toma del pico"; "Me controlo por vos y dejo que manejes mi destino"; y una como "No hay frase que explique esta pasión" son las más grandes.
El partido se vive a mil, con todo el repertorio. Los insultos llueven para el árbitro y algunos plateístas cruzan miradas con los salteños. Cuando un equipo yerra un gol, se silba desde la otra punta. Pero cuando Sarría marca el primero, un telón celeste y blanco baja y cubre media tribuna. ¿Cuántos son? ¿4.000? Lo cierto es que la invasión empezó desde temprano. Algunos fueron a pasar el fin de semana y cerraron el descanso con una fiesta de goles. Sólo hubo momentos de preocupación cuando Daniel Molina salió en camilla. Los aplausos eran su consuelo. Después, la ambulancia fue a la puerta de acceso porque un hincha se había caído del paravalanchas y fue trasladado a un sanatorio. El simpatizante no sufrió lesiones de gravedad. Luego de quedar roncos por la obra de Pablo Hernández, volvieron a cantar que de la mano de don Solari todos la vuelta van a dar. Para el final, llegó un mensaje de paz: "los referentes de Atlético agradecen al Centro Juventud Antoniana por los servicios prestados".

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