El asesino del hotel podría haber tomado una sobredosis de productos dietéticos

El asesino del hotel podría haber tomado una sobredosis de productos dietéticos

Sospechan que el hombre que mató a su esposa mezcló preparados para bajar de peso con anfetaminas. "Lo más probable es que haya ingerido hasta seis veces más, por eso estaba deshidratado", elucubró un nutricionista.

SIN EXPLICACIONES. Patricia Garnero y Ricardo Arias, familiares de la víctima, no hallan consuelo.LA GACETA/ENRIQUE GALINDEZ  SIN EXPLICACIONES. Patricia Garnero y Ricardo Arias, familiares de la víctima, no hallan consuelo.LA GACETA/ENRIQUE GALINDEZ
30 Octubre 2007
¿Pablo Amín estaba fuera de sus cabales cuando cometió el crimen de su esposa? El médico nutricionista Francisco D?Onofrio opina que el hombre habría tomado una sobredosis de productos dietéticos. "Lo más probable es que haya ingerido hasta seis veces más de lo permitido", estimó.

"Esos preparados tienen componentes que actúan como diuréticos. En cantidades excesivas, provocan un estado de deshidratación general que afecta al sistema nervioso central y puede llegar a ocasionar estados violentos de emoción o brotes psicóticos", explicó.

Desde la perspectiva del experto, Amín además habría mezclado esas dosis tóxicas de cócteles adelgazantes con otra medicación. "Tal vez combinó anfetaminas, diuréticos y laxantes. Ello puede provocar diarrea, deshidratación, alteraciones del sueño, trastornos motrices, hipertensión arterial, arritmia, crisis psiquiátricas y psicopatías", describió.

Mientras tanto, los familiares de María Marta Arias sepultaron ayer los restos en su pueblo natal de La Banda, en Santiago del Estero.

El comienzo del fin
El macabro homicidio se desencadenó el domingo
en la habitación 514 del quinto piso del hotel Catalinas Park, donde la pareja santiagueña se hospedaba desde el sábado. Habían llegado para participar de un congreso de la empresa Herbalife, en la que ambos trabajaban.

El análisis de la escena del crimen permitió reconstruir gran parte de lo sucedido. Tanto Amín como Arias estaban desnudos, pero no es seguro que hayan mantenido relaciones sexuales. Amín, un experto en artes marciales, habría atacado a su esposa cuando estaba ya dormida; por de pronto, el hombre no presentaba lesiones defensivas. En el cuello de ella quedaron las marcas de los dedos de él. Así la mató. Nadie en el quinto piso escuchó nada. No hubo gritos ni peleas. Habían pasado pocos minutos de las 2.

Amín utilizó un elemento filoso (un cuchillo, una trincheta o una hoja de afeitar) para sacarle los globos oculares; los puso sobre la cama. Con el mismo elemento le hizo varios cortes en la frente y después comenzó a golpear el cuerpo. Este presentaba grandes hematomas en el tórax, en la espalda, en los brazos y en las piernas.

La habitación quedó teñida de rojo. No se sabe qué hizo Amín con el arma. Después, tomó el cadáver de los cabellos y salió de la habitación. No lo vieron, pero el rastro de sangre les permitió a los investigadores saber qué había sucedido. Bajó por las escaleras hasta el 4º piso y tiró el cuerpo por el hueco hacia el tercero. Caminó hasta allí y siguió arrastrando de los pelos el cuerpo hasta llegar al primer piso.

En ese momento lo descubrió uno de los empleados del hotel y llamó al policía Miguel Concha, que estaba de guardia afuera. Cuando el uniformado llegó al primer piso, se asustó: Amín pateaba el cadáver con violencia. Fueron necesarias cuatro personas para reducirlo. "No se preocupen, estoy en estado de emoción violenta", les advirtió, como dando a entender que la Justicia no podría juzgarlo. Desde el piso, seguía lanzando patadas hacia donde estaba el cuerpo de su esposa. Su furia asesina era incontenible.

"Por favor, dénme agua; estoy deshidratado. Me tragué el anillo. Lo tengo en la garganta. Dénme agua, y el Señor los va a perdonar". Los alaridos de Pablo Amín se escuchaban desde la calle. "Quiero H2O. Quiero agua. Tengan misericordia", gritaba Amín, a pesar de que le habían administrado tres calmantes por vía intravenosa. Los agentes policiales estaban estupefactos.

Actualmente el hombre se encuentra en un calabozo del
Hospital Obarrio, donde se le realizarán exhaustivas pericias psiquiátricas. LA GACETA ©





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