El 15% de los niños sufre acoso en la escuela

El 15% de los niños sufre acoso en la escuela

Estudian el fenómeno bullying, y miden sus secuelas a largo plazo porque pueden derivar en casos de depresión o intento de suicidio. Recibir agresiones, burlas, y ser aislado por los compañeros deja secuelas más profundas que el bajo rendimiento.

LA VIOLENCIA. Suele aparecer después del hostigamiento permanente. LA GACETA / JUAN PBALO SANCHEZ NOLI LA VIOLENCIA. Suele aparecer después del hostigamiento permanente. LA GACETA / JUAN PBALO SANCHEZ NOLI
16 Mayo 2007
Era la primera reunión de padres del año y la mamá de Sofía, la nena "nueva", pidió la palabra. Comentó que había decidido cambiar a su hija de colegio debido al constante hostigamiento que recibió durante dos años por parte de sus anteriores compañeras. Su hija, de ocho años, era objeto reiterado de burlas; le escondían los útiles, y nadie jugaba con ella. La nena lloraba, e "inexplicablemente" le dolía la panza o la cabeza antes de ir a la escuela.
Situaciones como esta son tan frecuentes como antiguas. Desde hace unos años, los expertos han comenzado a estudiar el fenómeno de "acoso escolar" o bullying, y a medir sus consecuencias a largo plazo: fracaso académico y depresión, derivando algunas en casos más graves.
"El acoso escolar es la persecución reiterada a un chico por parte de un compañero o de un grupo, y puede darse tanto en el ámbito del colegio como en un club o a través del e-mail", indicó Lyliam Kunzi, de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar (SATF).
Las formas del acoso son variadas y van desde la agresión física hasta acciones más sutiles, como hablar mal del chico a sus espaldas o enviarle e-mails ofensivos. "Esto pasa tanto en el jardín de infantes como en la Universidad. Luego se traslada al mundo laboral a través del mobbing (acoso en las organizaciones), y sus consecuencias pueden ser fatales", advierte Kunzi.
Basta recordar la tragedia ocurrida en setiembre de 2004 en Carmen de Patagones, cuando "Junior", un tímido estudiante de 15 años, comenzó a disparar con un arma de fuego en el colegio y mató a tres compañeros e hirió gravemente a otros cinco. En el momento nadie se explicó las razones de la masacre, pero Junior había sido víctima de bullying durante varios años.
En el país no existen datos sobre este fenómeno, pero estadísticas internacionales señalan que un 15% de los alumnos sufre algún tipo de acoso por parte de los compañeros. El 33% de ellos padece cefaleas, depresión, dolores abdominales e insomnio, y el 10% se ausenta frecuentemente de la escuela por estos motivos. Además, un 22% de los chicos que son acosados ha intentado suicidarse y el 20% ha llevado un arma a la escuela

Necesitan humillar
"Para llevar a cabo el bullying se necesita un acosador, un acosado y espectadores", apunta Kunzi. "La estructura de personalidad de los acosadores es la de personas inseguras, con problemas de autoestima, que necesitan humillar a otro para sentirse bien". En tanto, los acosados suelen callar y no reaccionan frente a las agresiones; y si lo hacen, es para incentivar al acosador a seguir molestándolos. El trío se completa con los espectadores, quienes no agreden pero sí festejan, muchas veces por temor a ser ellos objeto del acoso.
Se acosa al que se destaca o es diferente: tener un defecto físico o ser extranjero, o por ser muy lindo o aplicado en clase. "Lo importante es que los docentes estén entrenados para detectar estas situaciones", dice la especialista de la SATF.

Los síntomas aparecen cuando no cuentan lo que les pasa

"Una vez detectado el acoso escolar, hay que trabajar con el grupo, y con los padres de los chicos involucrados", sostiene Lyliam Kunzi. Esto puede traer inconvenientes con los padres de los acosadores, ya que provienen de familias hostigadoras, que apañan la actitud de su hijo, al que ven como líder. Y a los padres de los chicos acosados les resulta difícil enfrentar el problema. "Muchas veces, los chicos no cuentan lo que les pasa en el colegio de forma directa, pero empiezan a hacer síntomas, hacen lo posible para faltar o llegar tarde, están tristes y angustiados. Hay que hablar con ellos, y enseñarles a defenderse de las agresiones sin agredir físicamente ni ponerse en el papel de víctimas (que es lo que buscan los agresores). Un pilar muy importante es reforzarles la autoestima. Que se sepan queridos y aceptados, y que aprendan a reírse de sus defectos, y a frenar a otros cuando se burlan de ellos. El trabajo con el grupo escolar es importante, porque los chicos deben aprender a detectar estas situaciones.Hay escuelas que tienen actividades de convivencia con resultados exitosos en este sentido. Los acosados se sienten tan disminuídos que no recurren al maestro por temor a represalias. hace. Denunciar a los agresores es el mejor modo de frenarlos.

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