Sería
Sería interesante si pudiéramos exponer ideas sin descalificar al otro atacando su persona, sin llamarlo tilingo o estúpido porque su ideología, religión o pensamiento son diferentes. Si pudiésemos aceptar que los que ven la realidad a partir de su experiencia diaria y contradicen los discursos de los gobernantes, no son resentidos ni parias, sino ciudadanos que sufren la realidad. Si nuestra clase dirigente viviera seis meses cobrando la jubilación mínima. Si nuestros representantes cobraran lo que cualquier trabajador y no conformaran la casta de los ricos que aseguran combatir.

Sería interesante si los que gobiernan no vivieran echándoles la culpa a los otros, o se victimizaran constantemente. Si la crítica razonable no nos sacara de quicio y la empleáramos para corregir los posibles desaciertos. Si dejáramos a la historia juzgar los gobiernos; si fuéramos más humildes y permitiéramos que ella hiciera su trabajo, tomándose el tiempo necesario. Entonces se sabría tal vez en 50 años si fuimos tan gardeles como hoy afirmamos. Si no nos creyéramos propietarios de la verdad. Si dejáramos de ver en el otro un opositor, un destituyente o un enemigo por no comulgar con nuestro credo. Si dejáramos de creer que el pueblo es la mayoría y entendiéramos que somos todos.

Sería interesante si las antinomias no construyeran cíclicamente el pasado y el presente argentinos, porque estas se neutralizan y se anulan entre sí. Si no nos definiera la píldora “anti”. Si fuésemos capaces de construir una justicia y una clase dirigente dignas, sin vocación de nepotismo ni de incremento patrimonial, con hambre de decencia. Si repartiéramos el pan sin quedarnos con la mayor y mejor parte. Si nos empeñáramos más en trabajar juntos en proyectos constructivos, que en solo discutir posiciones políticas. Si pudiéramos jubilar la vieja estrategia del divide y reinarás, y reemplazarla por une y vencerás la injusticia, la miseria, la corrupción. Si dejáramos de ver la paja en ojo ajeno; si pudiésemos hacer realidad las palabras. Si el amor le torciera la mano, al odio, a la ambición desmedida, a la soberbia. Sería una hermosura, ¿que no?

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