Juguetes eróticos

19 Ago 2017
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Sex and the city

Dentro de la variada oferta de juguetes eróticos para adultos, los “vibradores” ocupan un lugar destacado. Estos objetos -como su nombre lo indica- tienen la particularidad de vibrar, por lo que funcionan como un efectivo estimulador sexual. Aunque también lo elijen los varones, su uso es más frecuente en las mujeres (ya sea para jugar a solas o en pareja).

La creciente popularidad de estos aparatos es tal que han logrado desbancar a los tradicionales “consoladores” (demostrando que no es precisamente la penetración la verdadera clave del disfrute femenino). Además, los fabricantes compiten en la creación de modelos cada vez más sofisticados en cuanto a formas, colores, materiales, tamaños y presentaciones. Al típico falo se le suman otras propuestas divertidas, como perros, delfines, patitos y, por supuesto, el “conejito rampante”, de origen japonés, cuyas ventas explotaron luego de su aparición en “Sex and the city”, convirtiéndolo en un clásico.

Mientras algunos de estos dispositivos son muy sencillos, otros han complejizado sus características: regulación de velocidades, resistencia al agua, la posibilidad de “manos libres” y hasta de recarga vía USB.

Una historia antigua

Los vibradores tienen una historia más antigua de lo que podría imaginarse. Se dice que Cleopatra siempre tenía al lado de su cama un recipiente lleno de abejas y que lo utilizaba para deleitarse. También las moscas se emplearon con este fin en tiempos remotos: las mujeres las atraían colocándose miel en aquellas partes del cuerpo donde querían ser estimuladas.

Pero el moderno vibrador se inventó, en realidad, como un implemento sanitario. A finales del siglo XIX, muchos médicos trataban a mujeres -con “histeria”, “pesadez pélvica” o “lubricación excesiva”- mediante masajes manuales en sus partes íntimas, hasta que las pacientes alcanzaban el “paroxismo”. Como suplemento de este tratamiento utilizaban duchas y vibradores provistos de una bomba de vapor. Uno de los primeros -bautizado “el manipulador”- obtenía su energía del carbón y fue inventado por el médico estadounidense George Taylor en 1869. Alrededor de una década más tarde, un inglés, el doctor Joseph Mortimer Granville, ideó el primer modelo eléctrico.

Los vibradores podían adquirirse por correo mediante órdenes de pedido que aparecían en revistas femeninas o en catálogos. Se fabricaban de diferentes tamaños y formas y eran empleados para aliviar un amplio abanico de malestares (desde dolores de espalda hasta hemorroides), por lo que se consideraban aparatos muy respetables. Recién a mediados de la década de 1920 su aparición en la literatura pornográfica y en las películas obscenas los convirtió en objetos cuyo contacto debían evitar las mujeres honorables.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.