El lenguaje del cuerpo

26 Nov 2016
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Anastasia Steele

El cuerpo tiene un lugar fundamental en la comunicación sexual. Y no sólo en ésta: por más importancia que nos empeñemos en adjudicarle, lo verbal ocupa menos de un 7% de nuestra comunicación total. Lo cierto es que alrededor de un 70% de lo que expresamos lo dice nuestro cuerpo y no tanto las palabras. Y algo de esto intuimos cuando, por ejemplo, una persona nos mira mientras le hablamos… pero tenemos la sensación de que su cabeza está en otra parte.

Se han realizado muchísimos estudios para descifrar el lenguaje corporal (la disciplina se llama Kinésica). En la ficción, la serie “Lie to me” gira en torno al trabajo del doctor Cal Lightman y su equipo, quienes ayudan a la policía con sus conocimientos para detectar si una persona está mintiendo. El personaje encarnado por Tim Roth está basado en el psicólogo Paul Ekman, pionero en el estudio de las conexiones entre los estados emocionales y las expresiones faciales.

Por lo general, la dirección de nuestros ojos indica dónde está puesta nuestra atención. Esta conducta tan sencilla de mirar o no mirar a una persona es bastante más difícil de controlar de lo que parece cuando nos sentimos muy atraídos hacia alguien. De ahí el famoso “se te van los ojos” que se dice en estos casos. Algunos investigadores sostienen que el lugar hacia donde miramos -arriba, abajo, derecha, izquierda, centro- revela si estamos en el presente, el pasado o el futuro. Y también, si estamos recordando o estamos inventando lo que decimos (nuestros ojos no se dirigirán al mismo lugar si apelamos a nuestra memoria para relatar algo, que si necesitamos elaborarlo en ese momento).

La mirada fija y sostenida indicaría seguridad, mientras que la huidiza puede estar escondiendo algo. Aunque se tiende a pensar que quienes son capaces de mirarnos a los ojos cuando afirman algo están diciendo la verdad, muchos mentirosos se sirven de ese contacto visual como una estrategia para asegurarse de que el otro les crea. Los ojos muy abiertos expresarían sorpresa. Por otra parte, señales sexuales muy evidentes involucran a los ojos: la mirada fija acompañada de una sonrisa, la de “arriba a abajo”, la de reojo y aquella que se sostiene durante unos segundos, para luego retirarse… todas se vinculan con la seducción. Del mismo modo, el no mirar a alguien se asocia al rechazo, disgusto o indiferencia (mensajes todos negativos en relación al cortejo). Y quizás la más inequívoca señal de atracción sexual sea la dilatación de las pupilas.

Acariciarse los labios con la lengua es una señal sexual. Lo mismo que morderse el labio inferior (por eso Christian Grey, el millonario seductor de la saga “Cincuenta sombras…” se volvía loco de deseo cada vez que la poco experimentada Anastasia Steele hacía este gesto). Sin embargo, morderse los labios y humedecerlos con la lengua en forma excesiva puede indicar nerviosismo (algunos, incluso, llegan a lastimarse). El rictus en esta parte de la cara revela tensión y una actitud defensiva… definitivamente un estado poco auspicioso en términos sexuales. 

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.