El preservativo
El preservativo es el único método anticonceptivo
capaz de, al mismo tiempo, reducir significativamente las posibilidades de
contraer infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH-Sida. Pero para eso
resulta fundamental que sea utilizado correctamente.
En primer lugar, es
necesario que los preservativos sean guardados de forma tal que no se alteren
sus condiciones ni se vuelvan más propensos a romperse. Tienen que estar en un
lugar fresco y seco (si son expuestos al calor o a la luz solar directa hay
mayores chances de que se dañen). No es conveniente llevarlos en el bolsillo
trasero del pantalón, en la guantera del auto o la billetera. Lo ideal es más
bien proveerse de un par de ellos justo antes de saber que serán necesarios.
Deben, por supuesto, permanecer en su envoltorio hasta el momento de ser
usados.
El siguiente paso es
verificar su fecha de vencimiento (aquellos que están vencidos no deben ser
utilizados, porque pueden romperse y fallar). Otra forma de confirmar que no
hay problemas es apretar levemente el paquetito cerrado, entre los dedos pulgar
e índice: debe sentirse un poco acolchonado, por la presencia de aire en su
interior, indicando que no hay rajaduras en el mismo. Si no fuera así, debe descartarse,
al igual que si el preservativo está pegajoso, frágil o descolorido.
La ceremonia de apertura, por más urgencia que exista, debe hacerse con
cierto cuidado, y con los dedos –no con los dientes, ni con tijeras u otros
elementos cortantes- para que no se rompa el preservativo. La manera más fácil
y rápida es desde los bordes que tienen forma de zigzag.
Algo fundamental es que
la colocación se realice cuando el pene está erecto, para evitar que se salga. Se
hará desde su extremo –y tomando la precaución de mantener apretada con dos dedos
la punta del látex, que servirá de depósito para el semen, a fin de que no
quede aire-, desenrollándolo hasta llegar a su base y cubrirlo por completo, alisando
cualquier burbuja que pueda surgir.
Es necesario emplear este método desde el
comienzo y durante toda la relación sexual. Y debe retirarse inmediatamente
después de eyacular y antes de que haya desaparecido la erección, sujetándolo
por la base para evitar que se derrame el semen. Para esto también, una vez
retirado, se anuda su extremo abierto. Su destino es el cesto de basura y no el inodoro, ya que
puede obstruirlo (no es biodegradable).
Es importante que se emplee un preservativo por
cada relación y por cada práctica sexual (por ejemplo, si ingresan a la vagina
bacterias que se encuentran en el recto, es muy probable que se produzcan
infecciones). En cuanto al uso de lubricantes, no son recomendables la vaselina,
el aceite o la crema de manos, porque pueden dañar el látex. Lo mejor es usar
aquellos a base de agua.
Los mismos pasos deben seguirse para colocar un preservativo en un
juguete sexual. Y es importante hacerlo: los materiales de los que están
hechos estos objetos no siempre son seguros para el cuerpo y algunos, además,
pueden ser difíciles de limpiar correctamente.