20 Dic 2015
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argenteam.net

El término “donjuanismo” designa la actitud vital de aquellos hombres que sienten la necesidad imperiosa de estar siempre seduciendo, aunque sin llegar nunca a comprometerse con ninguna mujer. Para ellos, el objetivo primordial es la conquista, anotarse un ligue más en su haber. Pero esto, una vez conseguido, los lleva no sólo al desinterés sino a una sensación de vacío y, en consecuencia, a la huida y a perseguir la siguiente aventura. Subyace además en estos seductores seriales el temor de no ser lo suficientemente hombres, por lo que buscan, con cada nueva conquista, un antídoto contra su inseguridad.

No es de extrañar que este patrón de conducta dé como resultado una vida emocional superficial, sin posibilidades de lograr verdaderas relaciones afectivas. Y no es para menos: inmadurez, problemas de autoestima, dificultades para conectar en la intimidad, falta de empatía y egocentrismo configuran el perfil del estas personas.

Paradójicamente, los ejemplares más típicos no suelen disfrutar demasiado del sexo. De hecho, más de uno preferiría quedarse a dormir en su casa una vez que logró cerrar la operación y va camino al encuentro sexual. Otro rasgo curioso está dado por su comportamiento entre los hombres: aquí también suelen mostrarse seductores relatando sus hazañas, haciendo alarde de sus conquistas y, por supuesto, mostrando como trofeo su última adquisición.

Don Juan es una figura arquetípica que proviene de un seductor español -hasta lo que se sabe, ficticio- que tuvo su origen en una leyenda popular y se difundió como personaje en el siglo XVII. Su historia fue inmortalizada por Tirso de Molina en “El convidado de piedra”. También por Molière (“Don Juan o El festín de piedra”), Mozart (“Don Giovanni”) y Zorrilla (“Don Juan Tenorio”), entre otros. En el cine, Marlon Brando interpretó a un psiquiatra fascinado por los relatos de Don Juan DeMarco, un paciente -encarnado por Johnny Depp-, que decía ser “el gran amante”, el seductor de más de 1.500 mujeres.

La leyenda
Pero, de acuerdo con la leyenda española, Don Juan fue descubierto por el padre de una joven mientras intentaba seducirla. Ambos hombres se batieron a duelo y Don Juan mató a su rival. Tiempo después, visitó la tumba de su víctima y, lleno de desdén, invitó a cenar al difunto. Sin embargo, lo que en principio era una broma, se transformó en una tragedia: la estatua funeraria del padre asesinado cobró vida y, aferrando a Don Juan con una mano helada, lo condujo al Infierno.

Otras versiones
La formulación tradicional de este patrón de conducta presenta -por machista y heteronormativa- un par de omisiones importantes. En primer lugar, la versión femenina: son muchas las mujeres que necesitan alimentar su autoestima seduciendo sistemáticamente a cuanto hombre se les cruza en el camino. Lo mismo que la versión gay del Don Juan, para nada infrecuente.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.