El sexo en números

21 Nov 2015
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Es notable la obsesión que la mayoría de las personas tenemos con los números, los porcentajes y las estadísticas: quien pretenda presentarse como un experto en determinada materia está casi obligado a invocar cifras para dar cuenta de su idoneidad. Y es que existe un paradigma muy instalado que sobrevalora el peso de lo cuantitativo. Probablemente porque los datos “objetivos” nos hacen sentir seguros y respaldados por la “evidencia”.

Sin duda, se trata de una herramienta útil –y a veces, indispensable– para interpretar la realidad -cualquiera sea- y actuar en consecuencia. Sin embargo, en muchos casos, atarnos a lo numérico puede derivar en confusiones, comparaciones innecesarias, arbitrariedades y hasta supersticiones. En el terreno sexual este peligro resulta más que frecuente.

¿Cuántas parejas sexuales a lo largo de la vida tienen en promedio hombres y mujeres? ¿Cuál es la frecuencia semanal para un matrimonio que lleva más de diez años juntos? ¿Cuántos centímetros mide un pene “normal”? ¿Qué porcentaje de mujeres experimenta orgasmos múltiples? ¿A qué edad se suele perder la virginidad? ¿Quiénes son más adeptos al sexo oral: los latinoamericanos, los europeos o los asiáticos? La lista podría seguir hasta el infinito. Y lo más curioso, es que estos interrogantes encuentran respuestas teóricamente válidas en toda suerte de revistas, publicidades, películas y especialmente en el vasto universo de internet.

Al respecto, no está de más recordar que no todo lo que se publica es, por ese sólo hecho, incuestionable. Lo cierto es que muchos de los estudios que concluyen en afirmaciones contundentes –del tipo de “el ochenta por ciento de los varones de alrededor de cuarenta años tiene sexo todas las semanas”– no son demasiado rigurosos y, en consecuencia, carecen de la confiabilidad suficiente como para ser tenidos en cuenta. Las más de las veces implican muestras poco representativas (por ejemplo, los lectores de una revista para adultos), o están impulsados por intereses comerciales (como ser la venta de un producto, el posicionamiento de una marca o la instalación de una moda).

Y, lo que es más importante, la sexualidad es una dimensión tan diversa y rica en matices y subjetividades, que encasillarla en números y generalizaciones resulta, invariablemente, un recorte incompatible con su naturaleza.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.