Mentiras sexuales

31 Oct 2015
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Mentiras sexuales

En el filme “Mentiroso, mentiroso”, Jim Carrey interpreta a un abogado sin escrúpulos cuyo hijo, cansado de sufrir desilusiones, pide que su padre, por un día, no pueda decir mentiras. Su deseo le es concedido y genera tantos inconvenientes al padre que este le implora con desesperación que revierta el hechizo. Con mucho humor la película muestra hasta qué punto ciertas mentiras forman parte del mundo adulto. Y es que en la esfera del trabajo, en la vida social y hasta en los núcleos más cercanos, las personas no siempre decimos “la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad”. El sexo no está ajeno a esa costumbre.

“Sólo la puntita” es casi un eslógan de juegos eróticos adolescentes que, por lo general, terminan en relaciones sexuales completas y sin recaudos. La versión más adulta podría ser el famoso “no va a pasar nada que vos no quieras”. “No te preocupes, esto queda entre nosotros” constituye una promesa de discreción para tranquilizar a quien teme por su “honor” luego de un encuentro casual. Como sabemos, con frecuencia se la lleva el viento y el que prometía guardar silencio termina haciendo alarde de sus conquistas.

“Es la primera vez que me pasa”: marca registrada para proteger el ego ante una falla eréctil; su heredera, “nunca tomé viagra”, es igual de sospechosa. “Se vende un sildenafil cada seis segundos… pero nadie lo toma”, ironiza el sexólogo argentino Juan Carlos Kusnetzoff.

Otras mentiras especulan con necesidades emocionales: afecto, reconocimiento, valoración. “Por vos soy capaz de ser fiel el resto de mi vida”; “no he estado con nadie más”; “nadie me hizo sentir así”; “sos el/la mejor” y hasta un deshonesto “te amo” se inscriben en esta serie. “Yo te aviso” y “no te va a doler” pretenden que el otro se anime a prácticas no tradicionales. “Nunca he fingido” afirman algunas mujeres, cuando la realidad es muy distinta. Por lo general, para proteger la autoestima masculina o no enfrentar una dificultad.

“No me atraen los juguetes sexuales”; “no me excitan las películas porno”; “no me gustan las palabras sucias”, sentencian las que no quieren mostrarse demasiado transgresoras frente a compañeros conservadores. Por el mismo motivo estas mujeres pueden negar tener fantasías sexuales.

“Sos el primero” es un viejo artilugio femenino para hacer sentir poderoso al varón y también para guardar apariencia de chica “decente”. Lo mismo que “yo no soy de hacer estas cosas”, en los casos de relaciones ocasionales o clandestinas.

“El tamaño no importa”; “nunca me masturbo”; “sólo pienso en vos”; “hoy no, me duele la cabeza”; “para mí el sexo sin amor no existe”; “sos el/la único/a que me atrae”; “lo que cuenta es la personalidad, lo de adentro”… Cortesía, conveniencia, manipulación, piedad, pereza, vergüenza, temor… son muchos los motivos que pueden llevarnos a camuflar la verdad cuando de sexo se trata.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.