Coitocentrismo

25 Abr 2015
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sexualidad.salud180.com

Aunque existe una amplia y rica variedad de prácticas eróticas -y de erotismos- para la gran mayoría la palabra “sexo” -o “relaciones sexuales”- se reduce a coito; es decir, a penetración. Se trata de un verdadero paradigma cultural que da por sentado, además, el de la heteronormatividad (sexo=pene+vagina). A esa visión coitocéntrica se le debe, por ejemplo, el hecho de que muchas chicas y chicos, aunque hayan experimentado orgasmos haciendo “todo menos eso”, se sientan vírgenes. 

El coitocentrismo tiene, previsiblemente, una explicación biológica: la concepción de una nueva vida humana -dejando de lado los avances científicos recientes en materia de fertilidad- ha implicado, desde tiempo inmemorial, el coito. Por eso, tanto para garantizar nuestra supervivencia, como en virtud de las responsabilidades propias de la paternidad, es que esta conducta sexual específica ha ocupado siempre un lugar distintivo por sobre las demás.

Y por este motivo se mantiene arraigada la creencia de que constituye la mejor forma de expresión sexual -la legítima, normal y verdadera- y que todo intercambio erótico, para ser considerado genuino y “de calidad”, debería desembocar en él.

La adhesión sin cuestionamientos a este paradigma tiene implicancias perjudiciales para el logro de una vida sexual satisfactoria. En primer lugar, porque funciona como un obstáculo para la exploración de otras opciones (empezando por los mal llamados “juegos previos”, que se saltean rápidamente en pos de llegar lo antes posible al “plato principal”). Además, suele producir frustración en hombres y mujeres cuando el clímax no llega durante esa etapa del encuentro. Y genera sentimientos de culpa en los muchos casos en que las personas no pueden o no quieren -por diferentes motivos- realizar esta práctica. No menos nociva es la consecuente tendencia a valorar la relación sexual y la habilidad en las artes amatorias -propia y del otro- en función de cómo ha sido la performance coital.

Son varias las “tareas” que pueden realizarse en pareja para descubrir la inmensa riqueza del universo sexual más allá del coito. De hecho algunas de ellas forman parte de las prescripciones que se hacen en una terapia sexual. Como ser, por ejemplo, el dedicar algunos encuentros sólo a descubrir nuevas formas de dar y obtener placer, donde la mera penetración quede totalmente excluida. Esto puede hacernos recordar, al menos cada tanto, que existen muchas maneras de hacer el amor.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.