14 Jun 2014
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Gentileza de http://www.hogarutil.com/

Los beneficios de las relaciones sexuales en el bienestar físico y mental y en la calidad de vida en general han sido ampliamente estudiados. Pero por otro lado,  también es sabido que esta particular forma de comunicación entre las personas es potencialmente riesgosa para la salud. En este sentido, fuera de la abstinencia sexual y de la relación exclusiva con un compañero sano, el preservativo es el único método capaz de reducir las posibilidades de contraer una enfermedad de transmisión sexual.

Durante la primera mitad del siglo XVI, el célebre anatomista y médico italiano Gabrielle Falloppio (quien describió además las trompas del aparato reproductor femenino, que llevan su nombre), inventó lo que sería el precursor de los modernos profilácticos. Concibió este método -un pequeño saquito de tela que se ataba al prepucio- para prevenir la propagación de la sífilis, aparecida en Europa tras el descubrimiento de América. Sin embargo, se registran hallazgos que evidencian la utilización de dispositivos similares en tiempos más remotos, como es el caso de algunas ilustraciones egipcias que datan del 1300 a.C. o el descubrimiento de vainas con tripas de mamíferos en Roma. De hecho, los preservativos de origen animal se utilizaron durante mucho tiempo (se dice que Casanova los usaba). Curiosamente, un ejemplar del siglo XVIII fue subastado en Christie’s por la módica suma de 6.000 dólares.

El preservativo es una funda de látex muy fina, adaptable y resistente, que debe colocarse recubriendo el pene en estado de erección y ser retirado antes de que ésta se pierda. Para optimizar su nivel de eficacia -en la prevención de enfermedades de transmisión sexual y/o con fines anticonceptivos- es importante que sea utilizado durante toda la relación sexual y, por supuesto, que se respeten las instrucciones de uso que figuran en el envoltorio. Debe además tenerse en cuenta la calidad del producto, la fecha de vencimiento y la temperatura ambiental adecuada para que, aun cerrado, no altere sus propiedades. 

Hoy muchas parejas estables eligen esta opción para cuidarse, por tratarse de un método sencillo de utilizar, económico y accesible. Otra de sus ventajas es que resulta inocuo para la mayoría de las personas. Su eficacia en la prevención de embarazos es de un 95% aproximadamente (porcentaje que puede aumentar en combinación con el uso de espermicidas).

Entre las desventajas que se le adjudican a los profilácticos figuran la alergia al látex que refieren algunas personas, la disminución de la sensibilidad (aunque sea delgada, una barrera impide el contacto directo entre los amantes) y los efectos negativos sobre la erección masculina.

Por último, muchos lo consideran un gran “anticlímax” que atenta contra la espontaneidad, al interrumpir los juegos sexuales previos. Sin embargo otras parejas, dando muestra de una mayor creatividad, son capaces de vivir el engorroso trámite como parte de la comunicación erótica.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.