Cosas de mujeres

05 Abr 2014
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Gentileza de http://es.forwallpaper.com/

Es obvio que la menstruación constituye un fenómeno biológico absolutamente normal. Las mujeres convivimos con ella buena parte de nuestra vida. Y es más: su aparición periódica es uno de los indicadores que permiten inferir que el aparato reproductor y las hormonas están funcionando adecuadamente. Pero a lo largo de la historia, la mayoría de las culturas la han considerado -quizás por involucrar la presencia de sangre- como un hecho misterioso y hasta mágico. Que ha dado lugar a toda clase de mitos y tabúes de los que aún hoy quedan resabios.

“Parirás con dolor”

La palabra menstruación ha sido reemplazada, de acuerdo a los tiempos y a las modas, por numerosos eufemismos: estar “indispuesta”, “enferma”, “en esos días”, “con visitas”, “con el asunto”, “con la cuestión”, por citar sólo algunos ejemplos (y sin incluir las expresiones más actuales y menos “decorosas”). En cualquier caso, esta costumbre demuestra que hay mucho de tabú y de asociaciones negativas en torno al tema. La “regla” ha sido tradicionalmente considerada una especie de maldición que debía sufrir el género femenino, el precio de portar el milagro de la vida, expresado en aquel “parirás con dolor” destinado a Eva y a sus congéneres. Y algo del orden de lo oculto, lo impuro, lo vergonzoso y hasta lo pecaminoso ha rodeado a este evento femenino desde tiempo inmemorial. Es cierto que la avalancha actual de publicidad sobre toallitas, tampones y analgésicos ha colaborado a visualizarlo como lo que evidentemente es: un fenómeno natural, biológico, saludable. Pero todavía se percibe, aunque de manera solapada, una creencia absolutamente prejuiciosa y atávica: conviene que la mujer lo oculte cuando lo está atravesando, o al menos que lo disimule lo más posible.

¿Abstinencia sexual?

La actividad sexual de los animales está restringida a ciertos períodos óptimos para la procreación y para que, a posteriori, el parto acontezca en las mejores condiciones climáticas para la supervivencia de las nuevas crías. El ser humano, en cambio, ha liberado su sexualidad de las exigencias biológicas y ambientales: nuestra libido está determinada por múltiples factores -anímicos, afectivos, vinculares, etc.- que no guardan un nexo directo con la ovulación. Por eso es que la mujer puede estar disponible para una relación sexual cualquiera sea el momento de su ciclo, incluidos los días del sangrado. Y lo cierto es que no existe ningún motivo médico real por el que una pareja no pueda tener sexo durante ese tiempo. Las limitaciones son, en todo caso, subjetivas, relacionadas a la vergüenza o a la aprensión que genera la sangre. En este sentido, una correcta higiene previa puede ser un buen recurso para esos días del mes o, en todo caso, la práctica de otro tipo de actividad sexual que no involucre el contacto vaginal.

Pros y contras

Algunas mujeres se sienten especialmente excitadas y receptivas para hacer el amor durante el período menstrual. Del mismo modo, hay hombres que también lo viven como el más placentero.

Pero las que lo suponen beneficioso para asegurarse el no quedar embarazadas, se equivocan: es posible que una mujer menstruante se embarace. Ocurre que el funcionamiento hormonal del que depende la ovulación está sujeto a múltiples cuestiones. Y el tan invocado ciclo de 28 días es un ciclo ideal, que sirve como ejemplo didáctico para aprender teóricamente sobre el aparato reproductor femenino. Es un error frecuente pensar que estos cálculos de libro pueden trasladarse a todas las mujeres de carne y hueso. Otra advertencia tiene que ver con la transmisión de enfermedades venéreas: durante la menstruación aumentan las posibilidades de contagio, por lo que es conveniente extremar las precauciones.

Por último -y antes de salir corriendo a la farmacia- el poder analgésico del orgasmo puede proporcionar un alivio gratificante para la inflamación y los dolores menstruales característicos.


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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.