Bóvedas: Lo que nadie dijo.
Algo de las noticias me inspiró para hablar de las bóvedas. Es muy pertinente hablar en estos momentos sobre temas tan ricos y profundos.
Las bóvedas, bodegas o sótanos son, originalmente, lugares para guardar alimentos, frutas, verduras a una temperatura que no las enfría ni las calienta. También se han utilizado (se utilizan) para ocultar cuerpos y desperdicios del mundo superior. Allí se almacenan bienes para evitar o soportar la escasez con la que el futuro amenaza desde tiempos inmemoriales.
La palabra inglesa "cellar" (sótano) deriva del latín "celare", “ocultar o guardar un secreto”.
Lo subterráneo, por lo menos en el cosmo-sentir occidental, está asociado con lo oscuro, el ocultamiento, lo insalubre y con deidades moribundas del inframundo.
En nuestra vida cotidiana el sótano también es el lugar en donde se guardan las herramientas necesarias para trabajar en los mundos superiores. (lavanderías y carpinterías por ejemplo)
Lo que es enterrado tiene dos posibilidades: Una es el crecimiento y la otra el enmohecimiento. Pero lo enterrado y oculto tiene la tendencia de emerger cuando las cosas, las personas o las circunstancias cambian.
En la antigüedad (y en el oculto presente) personas víctimas de embriaguez caían (o caen) o eran (o son) arrojadas o se dejaban (o se dejan) arrojar en los cimientos de los edificios para garantizar la fortuna de quienes vivírán arriba.
En el aspecto psicológico la bóveda simboliza impulsos reprimidos. Pero los indomables haces de luz buscan, penetran y descubren. Todo pensamiento tiene su manifestación física y lo oscuro y oculto busca ser expuesto e iluminado.
“Aquello que hace ruido en el sótano puede necesitar que lo investiguen, demandar atención o requerir que lo detengan” (Taschen p. 574)
En la mediación de conflictos, la transformación sucede cuando lo subyacente emerge.
¡Hasta la próxima!
www.albornozkokot.com
*Este blog está inspirado en frases de "El Libro de los Símbolos" – Taschen 2011
