Ana es atrevida. Mario es agresivo con sus compañeros. Ignacio es violento en su casa. Mamá tiene conflictos con sus compañeros de trabajo. Alejo no estudia.
Se denomina chivo emisario a la persona que elegimos como responsable de los conflictos existentes en un sistema familiar, laboral o social. Es aquel a quien sindicamos como la causa del efecto. Es al que tendemos a quitar del medio y a ofrecerlo a los dioses para expiar al sistema.
En la visión de la mediación sistémica, el chivo emisario es quien pone de manifiesto la existencia de un conflicto, de una interacción disfuncional. Es el síntoma de algo mucho más complejo. Como la punta de un iceberg.
Es común y más fácil pensar de manera lineal: causa-efecto; acción-culpable. Digo más fácil porque nos resulta más complicado mirarnos como parte de un sistema de interacciones patológicas. Ponernos frente a la realidad y ver en qué medida nuestras acciones u omisiones contribuyen a la irregularidad del sistema es siempre un desafío.
Los sujetos y sus relaciones generan, en muchos casos, interacciones que provocan conflictos. Nuestra tendencia de buscar culpables es el camino más corto, más fácil, más arbitrario y más violento. "¿Quién ha comenzado?" Es una pregunta sin respuesta o de respuesta caprichosa. Cuando elegimos un culpable nos perdemos la gran oportunidad de ver lo que está sucediéndonos; lo que generan nuestras actitudes y lo que el futuro nos está pidiendo como grupo. Quitar del medio al problemático es una especie de: "The show must go on".
La mediación es una oportunidad para que los miembros de un grupo puedan observar el sistema al que pertenecen, logren vulnerabilizarse frente a los demás y luego diseñen un nuevo camino para superar obstáculos de manera colaborativa. Sin culpables, sin arbitrarias expiaciones y sin daños colaterales.
Tarea para la casa:
¿Quién es hoy el chivo emisario en sus sistemas de relaciones?
¿Qué le está mostrando del sistema?
Advertencia:
Vaya despacio.Ver, duele...
¡Hasta la próxima!
