Si suegra habla, papá escucha.

27 Ene 2015
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Escuche a su suegra

Quiero mucho a mi suegra, es una excelente persona. Eso no implica que tenga algunas dificultades con el "cargo" o "rol" que a ella, sin haberlo elegido, le toca desempeñar. Es vital comprender que ella ha elegido ser la madre de su hija pero no ser la madre de mi esposa. 

Creo que la cuestión de la suegra tiene que ver más con la investidura en sí misma que con la persona que coyunturalmente ocupa ese rol. Es como nos pasa con figuras como el "cana"o el "zorro" y no intento relacionar a estos últimos con mi suegra. Lo que digo es que en general confundimos la función con la persona y es por ello que muchas veces se hace difícil una comunicación sana con nuestra querida suegra y también con el "cana" o con el "zorro". 

¿Cómo escuchar a nuestra suegra reflexivamente? 

"No juzgueis si no queréis ser juzgados" dice Mateo 7,1 y lo aplica de manera heroica y sorprendente Etty Hillesum (sobreviviente de un campo de concentración) según lo cuenta en su diario:

"No me asusto facilmente. No porque sea valiente, sino porque sé que trato con seres humanos y debo esforzarme en comprender sus acciones. Lo que realmente importa en lo que pasó esta mañana no es que un joven oficial de la Gestapo, exasperado, me haya increpado a gritos, sino que yo no me haya enfadado y que, por el contrario, haya procurado comprenderlo y hasta me hayan entrado ganas de preguntarle: ¿Fuiste infeliz cuando eras niño? ¿Tu novia te decepcionó? Sí, el joven tenía un aire atormentado, de víctima, estaba triste, parecía sentirse débil. Habría querido empezar a ayudarlo en ese mismo momento porque sé que cuando los jóvenes se sienten desgraciados se convierten en un peligro para los demás". (Etty Hillesum: A Diary)

Una de las principales barreras de la comunicación son los juicios moralistas (Rosebberg 2010) que presuponen una actitud errónea de nuestro interlocutor:"Eso es inapropiado"; "Tienes prejuicios"; "Estás equivocado". Cuando diagnosticamos, ponemos etiquetas a nuestro interlocutor, formulamos juicios sobre él y lo dejamos de escuchar.

Es un grave error en la comunicación identificar a la persona con su narrativa. Cuando tenemos una idea preconcebida de la persona, luego dejamos de escuchar lo que manifiesta. Esto se denomina "argumento ad hominen" (contra el hombre) e implica quitar la atención por "quién lo dice". En el caso de la suegra el problema radica en la idea que tenemos del rol de ésta, incluso antes de casarnos y tener una.

Una buena predisposición para la comunicación eficaz requiere tomar conciencia de que la persona que habla, lo hace porque necesita expresarse. Haga como lo haga, diga como lo diga. Si hablamos es para que nos escuchen. 

Una excelente forma de escuchar a quien se encuentra hablando (sea cual fuera la forma en que lo diga) es ponernos en la posición de observadores de la expresión y advertir lo que nos trae de nuevo esta expresión. Si escucho con ideas de ayer no podré saber lo que me dicen hoy. Una fórmula muy sencilla para realizar este proceso es intentar distinguir en el relato cuatro elementos: Los hechos, las emociones, las necesidades y lo que solicita. 

Por ejemplo:

“Estoy harta de que me dejen todo el tiempo sola. Los fines de semana nadie viene a verme. ¡Claro... Estoy cuando me necesitan pero no cuando hay festejos!”*

¿Cuál es el hecho?

Que los fines de semana no vienen y que no la llaman a los festejos.

¿Cuál la emoción?

Podría ser enojo, tristeza...

¿Cuál es la necesidad?

Podría ser compañia, diversión...

¿Cuál es el pedido? 

Podría ser: "Me gustaría compartir los momentos de alegría con Uds."

Si logramos convertirnos en observadores de la narrativa del otro seremos menos defensivos y lograremos intercambios sanos y relaciones fructíferas.

A continuación les presento un ejemplo de un diálogo ideal con la suegra y un ejemplo de respuestas que lo llevarán a un verdadero...¡abracadabra!

Suegra: “Estoy harta de que me dejen todo el tiempo sola. Los fines de semana nadie viene a verme. ¡Claro... Estoy cuando me necesitan pero no cuando hay festejos!”

Ud.: “Por favor háblame sobre eso”

S: “Y bueno si, claro.  Cada vez que tienen que dejar los chicos me llaman pero cuando hay fiestas nada”

Ud: “Eso parece molestarte”

S: “No me molesta que me dejen los niños, es más me encantan, pero no me llaman a las fiestas”

Ud: “Realmente te gustaría estar en las fiestas”

S: “Sí, claro. Soy un ser humano necesito salir, reírme un poco. Igual que Uds., pero claro soy aburrida”

Ud: “Necesitas reírte un poco y piensas que eres aburrida”

S: Si, muchas veces siento que no me llaman porque soy aburrida.

Ud.: “Seguramente te incomoda ese sentimiento”

S.: Obvio, quisiera salir más, divertirme, compartir a mi también me gusta….

Ud: Entonces quieres divertirte más….

S: ¡Claro!

Difícil pero no imposible. Pruébenlo, envíen sus comentarios y recuerden que:

"Si suegra habla, papá escucha"

¡Hasta la próxima!


*Aclaro que este es un planteo imaginario y que no tiene nada que ver con los que hace mi suegra.

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