La mutación de las adaptaciones de cómics a películas
Entre
los grandes misterios del universo, hay uno relacionado al cine comercial: ¿Por
qué ESAS películas fueron tan aplaudidas?
Para responderlo, primero y fundamental, hay que sacarse el manto del
fanatismo y estudiar el contexto en el que surgieron. Si hoy volvemos a ver la
primera trilogía de X-men dirigida por Bryan Singer, nos vamos a llevar una
buena decepción. Peor aún Spiderman de Sam Raimi, son un par de películas
entretenidas (una que es recordada como fuente de un meme). Son películas
entretenidas pero no van más allá de
eso. Hoy pasa lo mismo con Ghost in the Shell. Entretiene y está bien. Es más,
les aseguro que con el tiempo va a llegar a ser una película de culto.
Adaptaciones de cómics
Más allá de clásicos como Superman de Richard Donner y Batman de Tim Burton o
esas películas basadas en cómics poco conocidos como The Mask y Mistery Men
(Flaming Carrot), las adaptaciones fílmicas basadas en cómics eran un desastre.
Los productores se daban demasiadas libertades y por más triste que suene esto,
no tomaban en serio el material en el que se basaban. Lo reinterpretaban a su
antojo haciendo que la esencia del cómic mute a atrocidades como Batman & Robin, Howard el Pato o
Capitán América de los noventa. Su gran “logro” fue que la gente relacione a
las adaptaciones de cómics con películas pésimas que nos hacían renegar a los
fanáticos. Simplemente hacían lo que querían como fue el caso de Steel.
Cuando a Bryan Singer le tocó renovar a los X-men, buscó captar el espíritu del
cómic y a su vez introducir los cambios que le interesaban resaltar. En medio
de todo, logró un equilibro entre la identidad del cómic y la de las
adaptaciones. Es aquí donde radica la importancia de películas como X-men o
Spiderman. Sí, el resultado no fue algo notable, pero marcaron un antes y un
después. No fueron grandes películas, pero abrieron el camino al auge fílmico
de productos basados en cómics. Incluso a la búsqueda de otros mercados, lo que
permitió que hoy Ghost in the Shell sea una realidad.
Otros mercados
Cuando Carl Macek vio Macross, quedó tan fascinado por ese anime, que tuvo la
necesidad de difundirlo en el mercado norteamericano. Claro, tuvo que adaptarlo
por cuestiones de formato y lo fusionó con otras dos series de mechas, Sourthen
Cross y Mospeada. Para que este híbrido tenga sentido, tuvo que hacer algunos
cambios un tanto ridículos, pero funcionó y se convirtió en Robotech. Si bien
fue la manipulación más grande de un producto japonés por parte del mercado
norteamericano, hubo un gran número de adaptaciones, modificaciones y remakes
como Battle of the Planets, Voltron, Pokemon y tantos otros.
En cuanto a las adaptaciones fílmicas propiamente dichas, en ese tiempo fueron muy
pocas y fueron de bajo presupuesto. Las
más notables fueron The Guyver, un thriller de ciencia ficción y malos efectos
en el que actuaba Mark Hamill y Fist of the north star, que perdió esa esencia
Mad Max del manga, pero mantuvo su ultra violencia. Las películas estuvieron
correctas pero no pasaron de cine B. Además, los mangas en los que se basan son
desconocidos para el gran público y hoy es muy difícil conseguirlos en papel.
Por otro lado, las hermanas Wachowski apostaron
por un manga clásico, Speed Racer, e hicieron un trabajo simpático. El problema
llegó cuando Oldboy de Spike Lee fue notablemente inferior a la versión
oriental y cuando intentaron adaptar Dragon Ball. De nuevo volvieron las libertades creativas,
las licencias y el no entender el producto en el que se basaban. El resultado
fue un desastre aún peor que Batman & Robin, cuyo único logro fue que los
fanáticos del manga comenzaran a tener ataques de paranoia cada vez que
anunciaban la adaptación algún producto Nipón. Lo cierto es que hacía falta
alguna película que pueda reflejar la esencia del anime en Hollywood. La
franquicia Ghost in The Shell sirvió de base para la película de Rupert
Sanders, que hoy marca una evolución. Es imperfecta, de hecho,
bastante regular, pero como vas a poder leer en el próximo artículo, es muy importante
porque marca ese punto de inflexión que hoy es tan necesario para abrir las
puertas Hollywoodenses a las adaptaciones dignas de manga y anime.