Salón del cómic - Horacio Lalia

07 Mar 2017
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Póster Promocional

Transitar por las viñetas de Horacio Lalia no es una tarea sencilla. Hacen falta astucia y el valor de poder enfrentarse a las peores pesadillas. Sí, lo suyo es el terror, horror diría. No ese del que se sobrevive corriendo del monstruo de turno. Lo suyo es más profundo, invade cada espacio que ilustra, es algo maligno que llega a cada recoveco y siento decirles, no hay escapatoria. La suya es una mano experta, su pluma ha retratado la oscuridad durante más de medio siglo. Así que, querido lector, usted puede imaginar que sus viñetas están cargadas de maldiciones y de seres sobrenaturales que no llegará a entender, pero sí temer.

Es muy probable que lo hayan sentido nombrar por su obra más conocida, Nekrodamus, un personaje que co-creó con Héctor Oesterheld y después continuó, entre otros, con Ray Collins y finalmente con Walter Slavich. En Nekrodamus encontramos una buena síntesis de lo que es su estilo: Ambientes góticos, demonios, rostros que se enfrentan a un terror indescriptible y sobre todo, ambientes muy detallados. Gracias a éstos, logra generar esas atmósferas tétricas que parecen tener vida y de las que en algún momento va a salir algo a aterrarnos. También destacan sus adaptaciones de Lovecraft, con las que logra recrear ese terror implícito de sus obras. Otra obra de este género que destaca es La mano del muerto, más cruda que lo anterior.

Si bien el terror es lo suyo, ha ilustrado otros géneros como la ciencia ficción en Helltrekkers, ambientada en el universo de Judge Dredd. Aquí demostró una faceta muy interesante a la hora de crear vehículos y ciertas criaturas, pero la muerte ronda por sus viñetas y los peregrinos que protagonizan esta serie la pasaron muy mal. Otro de sus personajes es Inspector Bull, co-creado con el maestro Carlos Albiac. Sus casos están ubicados en la Inglaterra victoriana permitieron el lucimiento gráfico de Lalia. Ya no hablamos de atmósferas góticas, sino del resultado de una investigación y búsqueda de referencias fotográficas de ese período. Desde el vamos, el detalle de las vestimentas y la forma en la que los personajes actúan impacta, incluso así, la recreación de época y los entornos que logra son sobresalientes. Las historias están bien, Albiac no decepciona, pero el dibujo es una muestra de virtuosismo y profesionalismo notables.

En estos tiempos en los que imperan las líneas claras y la influencia oriental, los trazos de Lalia pueden parecer densos y demasiado cargados. Sin embargo son mundos en los que hay que sumergirse, puede costar, como cuando uno lee a Falukner por primera vez, pero vale la pena. Horacio Lalia es un grande de la historieta mundial.

Obras recomendadas: Nekrodamus de Oesterheld o Slavich, Inspector Bull, La mano del muerto, Lovecraf: El grimorio maldito.

Imágenes obtenidas en la página oficial del artista 

 

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