Lo último en fanzines tucumanos
Pasó
más de una semana desde el primer día de Sub
Cultura Tucumán 2015. Este evento se diferenció de otros relacionados a la
historieta por apuntar a la difusión del fanzine y animar a nuevos artistas a
apostar a esta forma de publicación de historietas. Sin dudas, el salto del
viernes 24 de abril al sábado 2 de mayo sirvió a sus organizadores para medir
el impacto que tuvo el evento gracias al a difusión que tuvo en los medios
locales. Según refiere Sergio Ledesma,
uno de los organizadores, asistieron alrededor de trescientas personas, el
triple de las que fueron el viernes. También se acercaron artistas interesados
al stand de La Marca de Caín, el
fanzine tucumano que llegó al número 10.
Los fanzines son historietas o publicaciones no profesionales, por lo general
de bajo costo, el cual sirve principalmente para pagar los gastos de edición. Al ser amateurs, dejan ver el potencial de los artistas o de las obras que salen
publicadas. En Tucumán, donde se está construyendo el nicho para este tipo de
publicaciones, es raro poder seguir la evolución de los ilustradores y
guionistas, ya que por lo general no logran ir más allá de cuatro o cinco números.
En el evento la oferta de fanzines fue bastante limitada pero representativa de
lo que ofrece la historieta tucumana a nivel amateur. Hay un cambio notable
respecto a otros años en cuanto a la tendencia de estilo. La influencia del
manga está presente, pero ya no es lo que destaca. Aún hay fanzines
influenciados por este estilo como los que ofrecen Marcia Molina Lecci y Oscar
Freddy Cabrera. En My dragonic life,
Alien bounty hunter, ambos de acción
aventura, y Des Ani Motion house, una
sátira a los reality shows, hay un trazo de línea claramente influenciada por
el manga, pero no es copia de un dibujante determinado, sino que se deja ver la
personalidad de ambos. Más allá del
humor, que podemos encontrarlo en Papalú
y Doña
Beba's Foods de Sejo, lo que más
encontramos en estos fanzines son historietas de ciencia ficción y aventuras
sobrenaturales como El averno de Belial
de Aureliano Acevedo, publicado en la antología One shot, o Triad de Hernán Lobo y Tomás Díaz Bálsamo, publicado en Dinamo.
En cuanto al fanzine que se convirtió en el vedette del evento, La Marca de Caín número 10, no destaca
solamente el logro de su staff de haber llegado a este número. Estos
historietistas evolucionaron en varios sentidos. Desde el vamos, la calidad de
impresión y encuadernación ha dado un salto enorme desde aquel modesto primer
número. La edición gráfica también ha mejorado, pero donde realmente se lucen,
es en ese crecimiento artístico palpable que hay en todas las historietas de
esta antología. Los trazos sobre todo de Sergio Ledesma y Spitfire dejan en
claro horas de dedicación al dibujo. La evolución es notable. Lamentablemente las
historias fallan a nivel guión, la fuerza de las historias o los diálogos no
están al nivel gráfico e incluso pecan de tener mucha carga de texto. Aun así,
es notable en calidad de fanzine.
Es cierto que la calidad de las historietas de los fanzines no es profesional,
pero tienen esa fuerza que les da la libertad creativa al auto editarse. Hay
grandes historietistas nacionales que tuvieron sus inicios en fanzines o
publicaciones independientes. Entre ellos encontramos referentes actuales del
noveno arte argentino como Salvador Sanz o Ángel Mosquito. Tal vez en las
páginas de los fanzines tucumanos esté dando sus primeros pasos un grande de la
historieta.