Daredevil - Segunda Parte

23 Abr 2015
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Ilustración de Gabriele Dell'Otto

Los comiqueros tenemos un poder. Sabemos desde el tráiler si la película o serie basada en los cómics va a ser un desastre o no. Otras veces es todavía peor de lo que creíamos, por ejemplo linterna asco verde, y cuesta demasiado explicarles que el bodrio visual que vieron no tiene nada que ver con el cómic. Las explicaciones duran horas, los amigos miran raro, se cansan y todo queda en nada. Muy cada tanto hay suerte, y sale algo que le hace justicia al cómic como pasó con Daredevil de Netflix.  Como hoy cuesta conseguir cómics o están demasiado caros, vale la pena disfrutar lo que es el personaje gracias a esta serie que logró reflejar el espíritu de la historieta.


De Miller a Kevin Smith

El final de Born Again (Renacer) fue tan impactante, que daba a entender que Matt Murdock no necesitaba ser Daredevil nunca más. Sencillamente podía ser un punto final al cómic después de que el protagonista que superara su mayor crisis y lograra salir victorioso. Pero no nos olvidemos que por más que haya sido una obra maestra del noveno arte, sigue siendo una historieta comercial. Después de tal éxito de ventas, lo lógico era seguir. Después de varios números de relleno e intentos fallidos para encontrar un sucesor digno a Miller, Ann Nocenti, periodista y editora de Marvel, se animó a los guiones. Lo curioso, es que ella tenía una posición política bastante marcada que no dudaba en evidenciar en sus historias. Allí trataba sus inquietudes sociales aprovechando al máximo el entorno urbano y marginal en el que estaba inmerso Daredevil. Con la llegada del dibujante John Romita Jr. , Nocenti se animó a sagas extensas y crear villanos como Typhoid Mary. Esto hizo que su etapa fuera ganando cada vez más fuerza hasta casi igualar a Miller. Una curiosidad: en esta etapa Daredevil con la ayuda de unos inhumanos derrotó a Ultrón. 
Después de su partida, pasaron años hasta que Daredevil se pareciera a Daredevil. Le tocó ser víctima de la moda que redefinía a los personajes en los noventa. Lo que hizo Chichester con nuestro héroe fue tan grave, que Murdock se quedó deprimido durante unos buenos años hasta que cancelaron su colección. Esto fue algo para bien. El nuevo volumen, que tenía el sello Marvel Knights fue una apuesta de hacer cómics con un tinte adulto. Joe Quesada, editor e ilustrador del primer arco argumental tenía una idea bastante clara de lo que era hacer buenos cómics y usó toda su sapiencia en lo que fue una de las mejores etapas creativas de Marvel. El guionista al que le tocó abrir la colección fue el cineasta Kevin Smith, conocido por películas como Clerks, Mallrats o Dogma. Smith es uno de esos amantes del cómic que tienen un gran conocimiento de los personajes. Es un apasionado al que las malas lenguas definen simplemente como un friki o un nerd de los cómics. Su saga fue controversial, tal vez no muy inspirada, pero hizo el ruido suficiente para que Daredevil fuera nuevamente centro de atención.

De vuelta al género negro a manos de Brian Bendis y Ed Brubaker

Me llamó mucho la atención que la serie de Netflix no se haya alimentado de Miller. A pesar del fanatismo y amor que pueda tener por esa etapa, tengo que admitir que se quedó demasiado en los ochenta y la moda “yakuza” pasó de moda hace tiempo. A veces lo vintage funciona, la película Drive por ejemplo. Sin embargo, cuando Brian Bendis comenzó sus andanzas en Daredevil, actualizó y le dio una continuidad muy coherente e intensa, que se sintió casi como una serie de televisión. Matt volvía a su entorno urbano, pero esta vez era uno demasiado verosímil en el que los villanos habían madurado y sus motivaciones teñían a la serie de grises, costaba definir quién era malo o bueno hasta que Kingpin  hizo su aparición. Es curioso, Brian Bendis se parece mucho a como Alex Maleev dibujó al personaje en esta etapa. Tal vez haya pensado como él y por eso logró encontrar la mejor forma de poner en jaque tanto a Matt Murdock como a Daredevil en toda la etapa: Hizo pública la doble identidad. Esta vez Kingpin tiró sus hilos desde lo legal, y por primera vez, el cómic se sintió también como un thriller legal al estilo de los de John Grisham. Murdock estuvo en un jaque que duró varios números e hizo que se sienta la presión a la que estuvo sometido. Un detalle muy interesante de esta etapa, fue la forma en la que explotó la mediatización de lo legal dentro de la narrativa del cómic. Las “cámaras” le dieron una dureza y verosimilitud todavía más intensa.
Después de Bendis y por la forma tan abierta en la que terminó su etapa, se necesitaba un guionista experto en género negro. Ed Brubaker había sorprendido con obras como Criminal o Scene of the crime, y parecía el indicado para continuar, o incluso mejorar la etapa anterior. Lo suyo fue digno, pero el problema estuvo en que no supo entender del todo a Matt Murdock y lo perfiló como un egoísta y caprichoso. Fue una lástima, porque sus números se sintieron como “lo que pudo haber sido” y terminó siendo algo correcto.
La calidad cayó en picada cuando Andy Diggle se hizo cargo del guión. No voy a hablar de esta etapa, ni de su saga central, Tierra de sombras. Solamente voy a decirles que la eviten. Si ven números o tomos de Daredevil firmados por Diggle, lo mejor es alejarse.

El señor Mark Waid lo arregla todo

Después del desastre que hizo Diggle, se necesitó un experto en arreglar desastres y darles el toque “fénix” a las colecciones. Mark Waid ya lo había hecho en Flash, Los cuatro fantásticos y Capitán América.  El giro que le dio a Daredevil es fresco e interesante. Lo urbano seguía, pero de repente se sintió como salir de un callejón peligroso y terminar sonriendo en una plaza. Allí el sol ilumina pero el peligro sigue, y en algún momento va a estallarnos en la cara. Puede sonar cursi, pero Mark Waid logró que Matt Murdock encuentre un nuevo rumbo a su vida y lleve esa chispa a su alter ego. Lo legal sigue con mucha fuerza, y ese giro de haber convertido a Murdock en un asesor legal para personas a las que los abogados no quieren representar, hizo que lo urbano y lo marginal sigan, pero vistos desde una óptica distinta. Esos personajes al fin tienen esperanza de cambio. Daredevil es funcional a lo legal y cada tanto tiene sus enfrentamientos contra villanos de peso. Waid todavía sigue en la colección, con ideas y mucha fuerza.
En Argentina Ovni press publicó El efecto omega, donde comparte protagonismo con Punisher y Spiderman y la mitad de la primera saga. (Una vergüenza y una falta de respeto a los lectores que confiaron en la editorial)

Es cierto que hoy es difícil comprar historietas y muchos prefieren evitar leer scans. Sin embargo, a veces las series de televisión logran reflejar de manera perfecta la esencia de un personaje y sin leer el cómic, nos podemos sumergir en su mundo. Eso pasó con Daredevil.
Netflix merece un aplauso de pie. 

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