Entrevista a Bernardo Erlich
Bernardo
Erlich no se define como un humorista gráfico, sino como escritor e ilustrador.
Es uno de los artistas tucumanos que ha sabido aprovechar las ventajas de
internet y las redes sociales para difundir su trabajo y lograr editar en
medios nacionales e internacionales. Además ha realizado las ilustraciones de
los libros Más respeto que soy tu madre
y El libro de la chica Sabrina. En la actualidad trabaja de historietista en
el diario El País de España y la revista Viva de Clarín.
¿Cómo se te dio por expresarte a través del dibujo?
Creo que todos los que dibujamos hemos empezado cuando éramos chicos. Fijate
que la primera expresión que tenemos es el dibujo. Es necesario poder dibujar
para poder escribir, porque en definitiva los caracteres son dibujos con significado.
En mi casa, mi abuela tenía una librería, entonces siempre tenía papeles y
lápices. Después hubo un bache en el secundario porque fui a un colegio muy
exigente: El técnico. Más adelante, cuando entré en mi primer trabajo, que fue
en una agencia de publicidad, comencé de nuevo a ilustrar en los ratos libres
en sobrantes de cartulina. Descubrí que estaba volviendo a hacer algo que me
gustaba y que había quedado tapado. Fue mucho tiempo de dibujar y guardar cosas
hasta que internet medio la posibilidad de mostrarlo, primero por medio de los
blogs, después en un trabajo más profesional hasta hoy.
¿Cómo es tu proceso creativo y cómo
interviene twitter?
A twitter lo uso de anotador. Tengo un proceso de trabajo en el que necesito
conversar. En las conversaciones se me ocurre algo y digo “acá hay una punta
para una futura viñeta” - Como no salgo y no soy un tipo que hago una vida social
de juntarme todas las semanas con amigos, converso muy poco (Salvo con mi familia). Twitter ha venido
a llenar el espacio de la conversación con gente muy interesante, como los de
la revista El amante cine, o la periodista Florencia Etcheves que presentó el libro
la Chica Sabrina.
De golpe descubrí que podía testear una idea y ver la respuesta que tiene.
Cuando la favean y retwittean mucho, la podes dibujar y convertirla en
viñeta.
¿Por qué preferís trabajar en una sola
viñeta?
El encargado de la parte digital del diario El país de España quería renovar el
staff de la parte digital. Se contactó conmigo cuando hacíamos con Hernán
Casciari Más respeto que soy tu madre y me ofreció la oportunidad de hacer una
prueba en la sección de humor. Me dieron la posibilidad de hacer tira o viñeta.
Me parecía complicado trabajar para los códigos de otro país. Ya los conocía un
poco porque había vivido casi un año y medio en España, leía los diarios y
consumía mucho lo que hace Forges, uno de los historietistas que admiro. Me
pareció menos riesgoso hacerlo como cuadro solo que encarar una narración. Una
tira me hubiese exigido personajes, y estos tienen que ser locales. Una
historieta de una sola viñeta puede ser más universal. Yo quería que los temas sean más compatibles:
Costumbristas, de pareja, de animales con personalidad y qué se yo. El cuadro era menos riesgoso para esto.
Cambiaste este estilo en “La chica
Sabrina”, que fue un paso muy grande de Twitter a Historieta
Eso realmente fue un quilombo. Me pasó lo mismo que para Los Bertotti
del weblog Más respeto que soy tu madre. Cuando comencé a dibujarlo era algo muy leído y exitoso. Tuve que hacer
los personajes en base a lo que me pedía Hernán Casciari. Es muy fácil trabajar
con él porque le gusta todo lo que uno hace.
En el caso de La chica Sabrina, Carolina Aguirre y Pablo Pérez Correa
ya venían trabajando con el personaje en Twitter y también era un éxito, tenía
ciento cincuenta mil seguidores. A
Carolina le propusieron hacer un libro, pero ella no quería hacer el típico
libro de Tweets. Quería hacer algo tipo historieta. Me planteó la idea y me
gustó. El trabajo gráfico fue un lío porque ya no había que mostrárselo a una
sola persona, sino a dos. Llevó un proceso largo hasta que se definieron los
personajes. Después hubo que definir sus actitudes, las posiciones, toda la
persona y el entorno. Las historietas fueron más laboriosas, porque había que hacer la página, el
boceto, corregir el boceto, pasarlo en limpio y después pintarlo. Ellos
planteaban la situación general y los diálogos. Eran bastantes detallados, pero
les iba vistiendo las expresiones. Estoy acostumbrado a cosas mucho más
contenidas y sutiles en el dibujo de personajes. Esto era un exteriorismo
absoluto con una paleta de colores chillona. Lo de Sabrina fue pura expresión.
Me gustó como quedó la parte de historietas del libro porque me pareció algo
absolutamente nuevo. Lo otro era vestir lo que los lectores ya conocían. Estoy
contento con el libro.
Aquí podes leer un capítulo de muestra de La chica Sabrina
¿Sugeriste alguna historia para La Chica Sabrina?
Algunas cosas, como por ejemplo los loros. Al
living lo ambienté con la araña de pedrería, el póster del retrato del chiquito
que llora, que era algo fino entre comillas. En la tapa la ambientación también
es mía. No teníamos una Pelopincho, pero teníamos todo lo demás: La parrilla es
la que mi abuela tenía en el fondo. El lavadero de chapa es el que tenía mi
otra abuela al igual que la latita donde cuelga la plantita, que era su patio
de luz. Puse todo lo que me acordaba y podía compatibilizar con el universo de
Sabrina. Ella no es pobre, es mersa. Además es muy auténtica, vive con
intensidad y disfruta ese universo en el que está inmersa. Yo lo intenté hacer
desde adentro, no mirándolo desde arriba, por eso estoy conforme por cómo
quedó.
¿Cómo es tu experiencia en la revista Viva de Clarín y cómo fue el mal
entendido con 678?
Cuando la gente de Clarín iba a renovar la revista, charlamos sobre el tipo de
humor que iba a hacer. El de una revista dominical es un humor familiar,
abarcador, más blando. Puede que no necesariamente más blando, pero si más
abarcador al que lo pueda leer todo el mundo.
Me pidieron un tipo de dibujo elaborado. Además, lo piden con mucho
tiempo de anticipación. El chiste del malentendido salió el domingo pasado. Yo
lo mandé el 29 de Septiembre. Como es Clarín y hay un aparato televisivo del
estado dedicado a opinar sobre el diario, me escracharon en un informe porque
había un satélite en el chiste y fue como si le hubiera pegado al Arsat-1. Por
un lado les agradezco, porque la gente que ve 678 probablemente no lea Clarín.
Por otro lado, te direcciona la lectura hacia un lugar que ni siquiera estaba
previsto. Es todo un malentendido
buscado con mala fe... Hay que tener ganas de buscar una editorial política a
una revista del domingo. Bueno, es el riesgo de la exposición que da
trabajar en un medio masivo. Después de
todo, la revista Viva de Clarín es la más leída del país.
¿Pensaste en cuidarte con lo que vas a
publicar después de esto?
No, porque siempre estás expuesto a que haya un tipo que entienda lo que
quiera. Me llegan tanto mails de gente
que me felicita, como tipos que no les gusta porque vieron reflejado algo que
ni si quiera se me pasó por la cabeza. Así
como hay gente que le gusta, hay gente a la que no. En este sentido está todo
bien.
Para terminar ¿Cuándo va a salir un
libro que sea solamente de Erlich?
En algún momento saldrá. Lo que pasa es que me tocó una situación extraña, que
es ser más conocido en España que en Argentina. Al no vivir en España tampoco
puedo gestionar un libro allá. La revista Viva me da posibilidad de que se
conozca aquí lo que hago, cosa que a la larga puede traer el libro.