El Obelisco porteño es tucumano

23 May 2017
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El Obelisco de Buenos Aires.

Al menos en su concepción, ya que el arquitecto que lo diseñó era el tucumano Alberto Prebisch, pero veamos un poco su historia.

El 23 de mayo de 1936, hace 81 años se inauguraba el obelisco en la Ciudad de Buenos Aires. El monumento histórico es considerado un ícono de la ciudad de Buenos Aires, fue construido con motivo del cuarto centenario de la llamada primera fundación de la ciudad por Pedro de Mendoza, el adelantado que fundó por la Ciudad en 1536, entonces llamada Puerto de Nuestra Señora del Buen Ayre.

El obelisco fue emplazado en la Plaza de la República, en la intersección de las avenidas Corrientes y 9 de Julio, en el barrio de San Nicolás.

La obra es autoría del arquitecto tucumano Alberto Prebisch y la construcción estuvo a cargo del consorcio alemán G.E.O.P.E. – Siemens Bauunion – Grün & Bilfinger. La construcción se finalizó en el tiempo récord de 31 días, para la que se empleó a 157 obreros. Maximizando el aprovechamiento del tiempo se utilizó cemento Incor de endurecimiento rápido y se fue construyendo el monumento por secciones de 2 metros para facilitar el volcado del hormigón.

Para su construcción, que costó 200.000 pesos moneda nacional, se utilizaron 680 m³ de cemento y 1360 m² de piedra blanca Olsen de Córdoba. Inmediatamente después de su construcción, el obelisco se tornó en centro de las burlas y protestas de los porteños.

La demolición que no fue

Tres años después de su inauguración, en junio de 1939, el Concejo Deliberante sancionó la demolición del Obelisco por Ordenanza Nº 10.251, por 23 votos contra tres, aduciendo razones económicas, estéticas y de seguridad pública. Pero la ordenanza fue vetada por el entonces intendente Arturo Goyeneche, y no prosperaron otras tentativas por derribarlo.

Su altura es de 67,5 m, y de estos 63,5 m son hasta la iniciación del ápice o piramidión, que es de 3,5 m por 3,5 m. La base tiene 6,80 m de lado. La punta es roma; mide 40 cm y culmina en un pararrayos que no logra verse por la altura, cuyos cables corren por el interior del monumento. Existe una caja de hierro empotrada que según se dice guarda una foto del jefe de máquinas de la construcción, y una carta destinada a quienes lo demuelan.

Además del Obelisco, el arquitecto Alberto Prebisch diseñó el teatro Gran Rex de Buenos Aires, y el ex teatro Gran Rex de la ciudad de Rosario, emblemáticos edificios de esas urbes.

El obelisco es un monumento hecho en piedra, generalmente de granito, que proviene del Antiguo Egipto. Consiste en cuatro caras ligeramente convergentes que se agudizan en la punta con forma de pirámide (piramidión). Para los egipcios durante la reforma religiosa de Akenatón (también llamado Amenofis o Amenothep IV) representaba un rayo del disco solar de Atón, el Dios del Sol.

La palabra ‘obelisco’ es el diminutivo irónico del vocablo griego ‘obelo’ que significa ‘aguja’, por lo tanto ‘obelisco’ es ‘pequeña aguja’ o ‘agujita’, en virtud del evidentemente importante tamaño de monumento.

El obelisco de Buenos Aires no es fruto del saqueo arqueológico como lo es el Obelisco de Luxor, que se eleva en la Plaza de la Concordia, en París o tantos otros que fueron a parar de Egipto a Inglaterra, sino que representa una imagen de la eficiente ejecución de una obra en un tiempo acotado. Ni más ni menos que simplemente eso.


@Cesario

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