¿Es posible defender otra vez a Vicky Xipolitakis?

26 Jun 2015
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Foto tomada de internet.


Desde la Ensalada ya defendimos una vez a Vicky Xipolitakis, fue en la ocasión en la que un profesor de filosofía de Salta la denunció por ultraje de símbolos patrios, cuando la vedette se mostró semidesnuda envuelta en un pareo con los colores de la bandera argentina. En aquella ocasión, a nuestro jucio, ni el pareo era bandera, ni el ultraje era tal.

Además aquella apología de Vicky Xipolitakis era un paralelismo con aquel célebre Elogio a Helena, que escribió Gorgias de Leontinos, el filósofo griego del siglo IV a. C., y que aún hoy sigue vigente entre los textos filosóficos más importantes de la Antigüedad.

Pero con el reciente caso de la intromisión de Vicky en la cabina de un avión de la empresa Austral la defensa se hace un poco más complicada, aunque el asunto merece el intento, dada la gravedad institucional que refleja el incidente.

¿Por qué defender a Vicky? Simplemente porque la mayoría la condena, más que por sus actos, por su actitud de permanente bobería, de insondable y permanente estado de infantil o adolescente estupidez. No sabemos si Vicky es o se hace la zonza. No sabemos si aparenta una exagerada actitud de “rubia boba” o si lo que vemos y escuchamos de su parte son su realidad. Pero dejando de lado ese misterioso enigma, lo que sí sabemos es que esta vez esa actitud lela y ruidosa, le salió muy mal.

Ahora, ¿cual es su culpa y verdadera responsabilidad en el asunto, teniendo en cuenta que la vedette fue invitada a la cabina, y no lo hizo por propia voluntad o vulnerando un control de seguridad, sino que fue invitada por el piloto del avión?

En resumidas cuentas la responsabilidad de Vicky radica en su ignorancia, y por ello mismo es punible. Porque como ciudadana está obligada a estar al tanto de las leyes y a obedecerlas. El hecho de que ella no supiera, no disminuye su responsabilidad, por eso mismo muy posiblemente se vea complicada en tribunales.

Pero lo más grave en la situación es la actitud sumamente irresponsable de los pilotos, quienes en clima festivo y relajado, con una actitud de patético filtreo, invitaron a la vedette no solo a permanecer en la cabina durante el despegue y aterrziaje del avión, sino también a llegar a acelerar la nave.

Esto sí es grave, gravísimo. Y este modo de actuar repercute indirectamente en la dirección de Aerolineas Argentinas, empresa copada por el gobierno y que controla a Austral.

Claro que los furibundos periodistas y políticos antigobierno, anti Cámpora, anti K, se agarraron de esta situación para comparar a Vicky, que acelera una aeronave con las mismas manos con que peina su cabeza hueca, con Cristina, que comanda un país con manos que posiblemente usen la misma pintura de uñas que la vedette. Algunos llegaron a hacer comparaciones tiradas de los pelos, aunque verdaderas, pues ambas figuras son amantes de las carteras Louis Vuitton.

Otro preocupante rasgo del desafortunado incidente, es lo burdo de los diálogos entre pilotos y vedette. En un momento bromean con el hecho de que ese vuelo esté financiado por fondos públicos y en otro, hacen chistes con la clara certeza de que ese episodio que estaban protagonizando se salía de lo legal. Esto descarta la posiblilidad de que la vedette pueda arguir ignorancia, como dijimos anteriormente. 

Finalmente, vemos que una defensa de Vicky Xipolitakis ahora es extremadamente complicada. Todo el asunto ha quedado peligrosamente minado por su conducta; pero aún así, siempre será menor su responsabilidad que la de los pilotos, que teniendo preparación y siendo supuestamente idóneos en el tema, se dejaron seducir por una chica que, más allá de las siliconas y de la frovilidad de su existencia, protagonizó un hecho grave en la seguridad aeronáutica argentina. La (exigua) defensa descansa. 


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